jueves, 26 de julio de 2012

Parejas, como llevarnos, por Bernardo Stamateas


Cómo llevarnos bien con nuestra pareja

Tener una pareja feliz no sucede por accidente. En una sociedad –como en cualquier asociación– es necesario el compromiso, la dedicación y el trabajo duro para ayudar a que crezca fuerte. Veamos tres tipos de modalidades de parejas:

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Modalidad complementaria: es la pareja con un activo y un pasivo, uno que manda y el otro que obedece. Por ejemplo, la relación médico-paciente es una relación complementaria, pero hay muchas parejas que funcionan de la misma forma, por ejemplo: él es el que sabe y ella aprende, y se manejan así durante años hasta que se quiebre esta modalidad complementaria. 
Modalidad simétrica: aquí los dos mandan, los dos deciden y, en general, si se rigidiza demasiado terminan como la película La guerra de los Roses son personas que se conocen compitiendo y se destruyen compitiendo. 
Modalidad paralela: es el ideal que todos tendríamos que buscar, en ciertas áreas vamos a ser complementarios, pero también hemos decidido ser simétricos. Es decir que vamos a tener los mismos derechos y responsabilidades, y a veces vamos a complementarnos porque así lo ha decidido la pareja. Cuanto más rígida es una relación o persona, más fácil es que esta se quiebre, por eso es tan importante la flexibilidad. Para estar bien con la pareja resulta fundamental estar bien con uno mismo en primer lugar. Ahora, cuando comenzamos a decirnos cosas negativas, terminamos envenenándonos o a los demás, por eso tenemos que cuidar lo que decimos. Todos tenemos una capacidad de resistencia y cada pareja tiene un umbral diferente. Hay parejas que por años están desgastadas y persisten en el tiempo, y hay otras que a los dos meses se quiebran. Estas diferencias tienen que ver con cada uno y con las expectativas que se tienen al formar la pareja. Por último, recordemos que no hay fórmulas mágicas para llevarse bien, sino que debemos trabajar día a día en pos de una pareja sana y que perdure en el tiempo. Debemos desarrollar la confianza, ladrillo a ladrillo, y cada integrante de la pareja tiene que ganarse la confianza del otro y recordar que no se gana con palabras, sino con acciones porque amar es cuidar cuidadosamente.
 

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